Down the Hill

Desde el primer salto en Down the Hill, supe que estaba en una montaña rusa virtual cargada de adrenalina. Su mecánica es un juego de niños: eliges entre izquierda o derecha y dejas que la gravedad haga el resto. Eso sí, no todo es bajar y ya, la montaña viene con sorpresas de TNT y arbolitos bastante poco amigables.

Las risas comenzaron al ver cómo mi personaje volaba por los aires después de un encuentro nada amistoso con unas cajas de dinamita - parece ser una experiencia compartida con varios jugadores. Tampoco pude evitar soltar una carcajada cuando de repente me encontré en un charco de lava; definitivamente son esos pequeños detalles los que te hacen querer seguir jugando, o desquitarte con la montaña, según se mire.

Pros: Los niveles generados al azar le dan ese 'saborcito' a incertidumbre y reto constante. Además, los gráficos son una delicia y los logros se van acumulando, lo que apuesta por esa sensación de satisfacción personal. Ideal para esos momentos de descanso... o procrastinación.

Contras: Por momentos parece que me lee la mente y decide poner obstáculos justo donde creo que podría aterrizar seguro. Claro, esa dificultad progresiva puede ser un arma de doble filo si buscamos algo menos desafiante.

No obstante, aunque algunos jugadores reportan problemas técnicos, la mayoría coincidimos en que Down the Hill es un juego con el que te enganchas rápido y el 'solo una vez más' se convierte en tu mantra. Si te gustan los juegos de agilidad mental y reflejos de ninja, este es tu juego. Y hey, que no cuesta nada, literalmente.