Conquer

Tras sumergirme en el mundo de Conquer, me encontré con un escenario competitivo que mezcla estrategia y rapidez. Como un guerrero virtual, tuve que batallar para conquistar terrenos y defenderlos de oponentes igualmente ávidos de expansión. Aunque la premisa es sumamente adictiva, y muchos jugadores resaltan la emoción de alcanzar los 40.000 cuadrados o ejecutar esa precisa maniobra para arrinconar a un adversario, el juego no está exento de inconvenientes.

Resulta hilarante cuando te dispones a hacer una jugada maestra y, ¡pum!, una publicidad se adueña de la pantalla, arrancando suspiros y carcajadas frustradas. En ocasiones, el personaje parece tener voluntad propia, moviéndose en direcciones opuestas a donde le indico, como si fuera un rebelde sin causa en este arte de expandir territorios. Y no soy el único que se ha encontrado gritando al vacío (o a la pantalla) cuando un anuncio inesperado marca el fin de una partida gloriosa.

Conquer es entretenido, no hay duda, y su capacidad de enganchar es notable según coetáneos virtuales. Pero esos encantadores bugs y la insistencia de la publicidad en ser el centro de atención, pueden hacer que tu conquista digital sea tanto un reto de habilidad como de paciencia. Aún así, es imposible negar que la sensación de triunfo al apoderarse de vastas regiones digitales tiene su encanto.