Pet Hop

Recién probé Pet Hop, una propuesta que revitaliza el clásico sabor de Frogger, pero con una divertida vuelta de tuerca. Encarnar a ese conejito saltarín, evitando coches y nadando entre ríos, es una mezcla perfecta de tensión y risas. No hay nada como recolectar monedas mientras calculas tus movimientos para evitar un encuentro fatal con esa velocidad endiablada de los vehículos.

Lo mejor es que, aunque parece sencillo, cada cruce de calle se siente como un pequeño logro; enfrentarse a corrientes inesperadas y patrones de tráfico cambiantes se ha convertido en mi nueva dosis de adrenalina diaria. Y no solo soy yo, he visto a otros jugadores elogiando la mezcla de nostalgia y frescura que proporciona el juego. La satisfacción de superar cada nivel es comprensiblemente adictiva.